La elección del nuevo papa de la Iglesia Católica está sujeta a normas centenarias. La de que el Colegio Cardenalicio se reúna bajo llave, en concreto, la estableció Gregorio X en 1274 para evitar interferencias en la elección, pero también para presionar a los electores endureciendo sus condiciones con el encierro y que el proceso no se eternizase. Pero, si la comunicación con el exterior era muy limitada, ¿cómo comunicar entonces a los fieles que ya había consenso, que un nuevo papa había sido elegido? Desde el Renacimiento, al menos, se tiene noticias de la quema de las papeletas usadas, sistema que se ha ido consolidando con el tiempo hasta que el humo se ha convertido en el medio oficial del anuncio. El problema es que conseguir que el humo sea blanco o negro no es sencillo, la gama de tonos grises intermedios ha dado más de un disgusto a quienes miraban ansiosos la chimenea a la espera de tener la certeza de que hay nuevo papa. Entre ellos, a nuestro compañeros de RNE que en agosto de 1978 esperaban en Roma la señal que confirmara la elección del que sería el papa Juan Pablo I. Por suerte para las nuevas generaciones de periodistas, en 2005 el Vaticano adoptó un sistema que usa cartuchos químicos que producen humo sin lugar a equívocos. La televisión y las imágenes de internet y de las redes sociales lo agradecen también...
Joyas del archivo sonoro
Cónclave: ¿fumata negra?, ¿fumata blanca? Más bien, fumata gris
26/08/1978
20:29